sábado, 27 de noviembre de 2010

Los prejuicios: hijos de la ignorancia


“La discriminación está presente en cada momento de nuestras vidas para recordarnos que la inferioridad es una mentira que sólo acepta como verdadera la sociedad que nos domina”. Martín Lutero


Por: Daniella Arenas
Estudiante UCSUR



Alberto Flores Galindo escribió: “En el Perú nadie se definiría como racista. Sin embargo, las categorías raciales no solo tiñen sino que a veces condicionan nuestra percepción social.

Esta frase no deja de ser muy cierta al referirnos al racismo en nuestro país. Desde antes de la llegada de los españoles existían ciertas diferencias entre los pueblos que vivían en el territorio peruano, sin embargo la idea de racismo propiamente dicha tiene sus orígenes en la “conquista”. Los españoles consideraban inferiores a los indígenas por el hecho de no tener la misma tecnología que ellos tenían (escritura, armas de fuego...).

Actualmente, en el contexto de la sociedad peruana, todos debemos reconocer que aun continuamos manejando ciertos estereotipos sobre la raza indígena. No es extraño encontrar a un niño menor de cinco años con opiniones y actitudes racistas, pero, aquí viene la pregunta... ¿Por qué? ¿Por qué en el mundo actual, con una realidad tan diversa y cosmopolita en la que vivimos, se siguen dando tantos casos de racismo? En mi opinión, el origen del problema son las familias.

Todos vamos al colegio para perfeccionar nuestra educación y prepararnos para un futuro profesional, pero la base de valores y comportamientos fundamentales de la persona son aprendidos en casa, de las enseñanzas de la familia.

Lo que sucede en nuestro país es que la idea del racismo está tan inmersa en la sociedad (por largos años de vigencia) que se ha convertido en un tabú, el cual rige el comportamiento y las actitudes de las personas alcanzando límites tan extremos que hasta es necesario para los individuos adoptarlas para conseguir la aceptación social, así estos no estén de acuerdo con lo que implican. Y esto es lo que transmitimos incontrolablemente de generación en generación.

Es usual que encontremos chistes del tipo: “Un blanco corriendo: empresario apurado, un negro corriendo: ladrón”, y es que es tan evidente el alto nivel de racismo que existe en nuestro país que es casi imposible negarlo, sin embargo existen personas que intentan cegarse y sostienen lo contrario.

Otra de las razones por las cuales el Perú es un país tan racista es que tenemos una amplia gama de razas distintas, lo que crea una dificultad al clasificarnos racialmente, esto hace que los grupos adopten ideas de superioridad y/o inferioridad al compararse entre si.

Todos hemos tenido aunque sea una vez en nuestra vida una actitud racista para con otros. Cuando esto ocurre, somos nosotros los que deberíamos cuestionarnos acerca de nuestra actitud. ¿Por qué pensamos eso? ¿Por qué el afán de “distinguirse” de otros?

Generalmente nos limitamos a discriminar, pero ¿No será que los que en realidad se sienten incómodos con respecto a los otros somos nosotros mismos? Es cierto que el racismo es una manera que tenemos de ver a los demás pero al mismo tiempo es una manera de vernos a nosotros mismos. Muchas de las personas que discriminan se sienten incomodas consigo mismas e intentan ocultar su actitud discriminando a otros.

Es claro que estamos viviendo dentro de un círculo vicioso que nos enreda y amarra alrededor de esta actitud y es necesario, si queremos cambiarlo, empezar desde uno mismo. Debemos dejar de lado los pensamientos que nos llevan a distinguirnos de los demás o sentirnos superiores o inferiores a otros. Con respecto al gobierno peruano, debería imponer leyes más estrictas que respecten al tema y ademas imponer graves sanciones a quienes las incumplan. Es una tarea ardua y difícil pero no imposible de cumplir, sin embargo, si es necesario llegar a nuestro objetivo si es que queremos seguir prosperando como país y llegar a ser una potencia mundial como lo son muchos de los países europeos en la actualidad.

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